Según el Diccionario de la Real Academia Española, bobo es un tonto, falto de entendimiento o de razón. Por tanto, ante el florecimiento, aparentemente descontrolado, de los tontos felices, dichosos, satisfechos contentos, boyantes, exitosos, radiantes, encantados, prósperos y hasta gozosos, es oportuno que perdamos un poco de tiempo para dedicarles algunas flores plásticas.
Estos zopencos nos quieren vender píldoras de la eterna y permanente felicidad dentro de un presunto paraíso en el que estamos lleno de gozo con más impuestos, menos seguridad, más apagones, menos salud y educación, y empleo, más cinismo y menos verdad, pero – a pesar de todo y ese desastre- nos invitan a disfrutar del paisaje en medio de la obscuridad no solo física sino mental.
Al mejor estilo de la publicidad engañosa que nos crea el problema y nos vende cara la solución, nos quieren convencer que ahora sí estamos mejor, de tal manera que con un poco de ingenio y creatividad que a ellos les sobra para hacer dinero con la desgracia ajena, podemos sacarle provecho, por ejemplo, a la falta de electricidad. “Todo sería cuestión de actuar con resiliencia.”
Así ante un apagón, debemos encender –como para que suene con clase- cirios, léase velas de cera, larga y gruesa en familia, conversar de lo bien que nos va pero, sobre todo, reír a carcajadas ante la elevación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), la falta de seguridad, hospitales sin medicinas, niños y adolescentes que no van a las escuelas, con un alto nivel de desempleo, apagones 24/7 y otras presuntas bienaventuranzas.
La sabiduría popular nos ha enseñado que al mal tiempo buena cara, pero no con la máscara de pendejos, es decir, con cara de tontos o estúpidos. Esa máxima nacida de la experiencia diaria de nuestros mayores, a quienes muchos de estos bobos felices quieren borrar de su pedigrí[1], digo por la actitud faldera que tienen ante el poder, nos la trasmitieron para poner el pecho a la balas en los momentos difíciles pero sin perder de vista la realidad.
Aún aquello de si te pegan en la una mejilla, pon la otra, tiene una lectura que en nada se parece a que nos volvamos bobos felices a pesar de todos los golpes que recibamos. La idea, por el contrario de los vendedores de humo, es si te pegan una vez, la próxima tienes que estar atento para que no te golpeen otra vez sin que tengas la capacidad de respuesta.
Por supuesto, quienes nos aconsejan que pongamos cara de tontos, hacernos los pendejos, frente a los problemas que enfrenta el país gracias al gentil auspicio de un presidente-“empresario exitoso”, olvidan que todo depende no solo del cristal con el que vemos las cosas, sino desde qué altura lo hacemos. Caminar en tierra plana y firme difiere de hacerlo en el filo de un precipicio.
Jamás será digno de aplausos, enfrentar los apagones sin planificación, con hambre, sin salud, sin seguridad, sin educación, sin empleo, sin alimentación adecuada, males que son provocados por los empresarios exitosos que nos des-gobiernan con el sonoro y cómplice aplauso de los bobos felices.
Por el contrario, ya quisieran los pobres enfrentar los cortes de energía eléctrica a media luz, como dice la canción, con caros cirios de colores, abundantes copas de fino vino, amplia variedad de quesos en una gigante, cálida y confortable sala, con música de fondo y mirando una romántica película de la vida real producida por Hollywood.
Estos bobos felices trabajan a tiempo completo para defender su estatus, mientras el resto se va al carajo o, simplemente, se muere como ha ocurrido en los dos últimos meses con los mil enfermos renales fallecidos por falta de atención médica. Dentro de la lógica perversa de estos mentecatos, la familia de estas personas debería enterrarlas en medio de grandes manifestaciones de dicha y placer. Puesto que al mal tiempo hay que ponerle buena cara.
Una querida amiga, Gladys Calderón, en una de tantas agradables charlas que sostuvimos en su paso por esta vida, dijo algo que me gusta repetir constantemente buenos y brutos se escribe con la misma letra. Pura y dura verdad a la que agrego mi propia cosecha, los ecuatorianos somos buenos pero no brutos.
Claro que, a veces, dudo de aquello de buenos o brutos, por la gran cantidad focas con las que me encuentro y, por desgracia, las escucho, veo o leo en medios de comunicación tradicionales y redes sociales. Y cuando digo por desgracia, me refiero a que ese tipo de mensajes se multiplican al mejor estilo de lo hecho por Paul Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler. Mienten tanto que hasta parece verdad lo que dicen. El problema radica en que, no pocas veces, esos mensajes aterrizan sobre mentes débiles.
Así qué bobos felices continúen en sus granjas de eterna alegría, gozo, placer y todo lo que quieran hacernos creer y vender. Solo recuerden que mientras haya gente que pongamos el pecho para defender las ideas de una sociedad justa y equitativa a la vez, sus mensajes tendrán infranqueables diques. Tengan presente que la educación y formación deben servir para liberar no para oprimir y explotar.
Ustedes, bobos felices, apenas son cipayos[2] y lacayos[3] de un sistema que pregona que la forma de sobrevivir a tanta acumulación sin derecho a una equitativa distribución de la riqueza, es bajar la cabeza, aceptar lo que el amo diga y vivir agradecidos que las sobras de la mesa del patrón lleguen a tiempo a los pobres. Olvidan que en una sociedad injusta y acumuladora, el pobre no es pobre porque no trabaja no quiere progresar. Lo es porqué sus derechos a salud, educación, seguridad social, empleo digno o seguridad son vulnerados todos los días.
Bobos felices que, por lo regular, van a misa o al templo los domingos, entregan limosnas o diezmos al por mayor, se confiesan ante el cura para aparentar arrepentimiento, tragan ostias para decir que creen en Dios y reciben la bendición para actuar como lobos rabiosos del pobre. Ustedes son hienas disfrazadas de ovejas, apenas focas que aplauden todas las barbaridades de su amo-patrón que les financia su vida de perversa comodidad.
En un equipo, el capitán que se respete debe ser el mejor, entendido como el que está listo para dar ejemplo, trabajar y servir. En el team de los bobos felices nada importa siempre que el “capi” sea panela, le guste la parranda, sea hijito de papá, mienta a diestra y siniestra, su palabra valga menos que un billete fuera de circulación, así como predique y practique el odio en contra de su antecesor o de quienes no piensan como él.
Estos bobos felices tienen sueños trepadores (léase arribistas). Viven convencidos que de tanto servir, alabar y alcahuetear al amo, éste un día éste les ascenderá y los tratará como iguales. Olvidan que el ascenso de clase no es parte del salario con el que se les sus servicios prestados. Sus monedas ganadas son de menor valor que las de Judas, pues traicionan a los pobres que tanto amó Jesús. Como tontos dichosos que son olvidan que cuando dejen ser der útiles, serán echados al primer tarro de basura que encuentre su amadísimo patrón.
CAM
04/10/2024
[1] El pedigree, de acuerdo con la Real Academia Española, llevado al castellano bajo el término pedigrí, se define como el documento donde se hace constancia de la genealogía de un animal. (Diccionario de la Real Academia Española)
[2] Soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña. (Diccionario de la Real Academia Española)
[3] Servil, rastrero. (Diccionario de la Real Academia Española)
Saludos, los problemas citados son recurrentes, y algunos gobiernos no les gusta invertir en las áreas sociales; los que más sufren son los más pobres...
Creo que muchos pensamos igual.
felicitaciones es un mensaje muy claro a una comunidad que se ha dejado llevar por una corriente de odio, de oportunistas mentirosos que solo miran su bienestar utilizando a tontos útiles que piensan que apoyando su formula cambian su estatus y se creen iguales a quienes les aplastan y humilian ...reciben cada palaso con sonriza carentes de criterio y de amor propio.