Mi querido amigo:¿CON QUÉ QUIERE QUE LES MANDE A CONTROLAR LAS MANIFESTACIONES ESTUDIANTILES?
- conrumbocierto
- 5 oct
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Palabras más, palabras menos esa fue la respuesta que recibí de Luis Robles Plaza (LRP), Ministro de Gobierno de León Febres Cordero (LFC), al preguntarle ¿Por qué enviaba a los policías equipados con armas de fuego, para controlar las manifestaciones de los estudiantes? No tengo idea si esa respuesta fue un acto de honestidad o descarado cinismo, pues entre los años 1984 y 1988, la represión y la persecución fueron pan de cada día[1].
Para entonces, 11 de abril de 1985, había “escalado” de reportero de radio a televisión. Exactamente a 24 Horas de Teleamazonas, donde el control o autocensura de la información se hacía notar y pesar cada vez más. Primero, fueron tras los textos de las noticias y reportajes; luego, las imágenes y, por último, los efectos, incluidos los musicales. Nos acusaron de dramatizar las noticias.
Sin olvidar las llamadas oficiales para preguntar en dos ocasiones: ¿Qué hace el rojo de Carlos Medina allí? Recuerdo que la segunda, tuvo lugar luego que fue emitida una noticia preparada sobre las marchas por el Primero de Mayo. O cuando intentaban intimidarnos con vigilancia personal o familiar.
Sea dicha la verdad, mientras fue posible, encontramos maneras de evadir esos controles directos. Aunque para evitarlos, también decidimos compartir con los compañeros de radio parte de nuestras coberturas. Para entonces, comprendimos que hasta las “exclusivas” corrían el riesgo de ser vetadas y era mejor que alguien consiga sacarlas al aire. La Sala de Prensa del Congreso Nacional fue el epicentro de esas jornadas de solidaridad y resistencia periodística, que las encabezó y apadrinó el Frente de Periodistas José Peralta.
Durante una de las ruedas de prensa de LRP, hice la citada pregunta a partir de un hecho observado al momento de una cobertura a la que había sido designado por Fernando Romero o Nelson Villagómez, Jefes de Información de 24 Horas en diferentes años dentro del período presidencial de LFC. Cada uno, al igual que más tarde Alba Pico, tuvo que cumplir un papel “necesario” de contención para nuestros impulsos contestatarios de ese Gobierno neoliberal y represivo.
En un día cuya fecha y año no recuerdo, me correspondió cubrir una de tantas manifestaciones de los estudiantes de la Universidad Central del Ecuador en contra del Gobierno de LFC y sus temibles escuadrones volantes[2], en la intersección de las avenidas América y De la Gasca. Al mando de los policías estuvo un subteniente de contextura delgada, muy joven y, por lo visto, “bronco” como el solo.
En esta ocasión, como en otras, había visto a este novel oficial de policía, a quien tenía identificado por su comportamiento explosivo, inmaduro y hasta prepotente. Esto lo digo porqué al grito pelado de “guaricha”[3] que salía en coro de los estudiantes dirigido al gendarme, éste desenfundaba su arma de dotación y apuntaba a los manifestantes. Realmente perdía la cabeza, mientras los manifestantes repetían, una y otra vez, con más gusto “guaaaaaricha”.
Era una escena digna de las películas de vaqueros, pues este subteniente no se limitaba a apuntar en una sola dirección, sino que hacía una especie de paneo o movimiento horizontal sobre su propio eje, para seguir a los manifestantes. Todo un peligro a la vista, puesto que, muchas veces, pensé que podía activarse el arma, herir o matar a varias personas, sean o no manifestantes -ahora llamados víctimas colaterales-.
Desde mi punto de vista, la actitud de los policías que controlaban, léase reprimían, las manifestaciones en el tiempo de LFC, con LRP a la cabeza del Ministerio de Gobierno, tenía algo en común con lo que ocurre durante el paro decretado este agosto de 2025, por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), hay patente gubernamental para hacerlo.
En el Gobierno de LFC y Daniel Noboa AZÌN (DNA), los uniformados tienen autorización expresa o tácita del poder político, para actuar con prepotencia, abuso de la fuerza, brutalidad y letalidad, como lo dijo Jaime Nebot Saadi, Gobernador de Guayas, cuando se crean los escuadrones volantes de la Policía Nacional, que se transportaban en los tristemente recordados camiones azules:
(…) Ustedes, policías, tienen órdenes precisas, claras; tenéis el respaldo moral, legal y económico del Gobierno [...] Usad las armas porque están facultados para ello. Ya saldrán las cotorras nuevamente a clamar por los derechos humanos, pero por los derechos humanos de los asesinos, de los delincuentes, de los terroristas, de los violadores y de los secuestradores [...] Porque si una mínima porción, ínfima porción, la porción podrida de la sociedad, tiene que caer abatida, tendrá que caer abatida.[4] (El negreado y subrayado me pertenecen)
Durante un viaje a Cuba para cubrir la visita oficial de la señora María Eugenia Cordovez Pontón, esposa de LFC, hablé con algunas personas encargadas de la seguridad en el país del Comandante Fidel Castro Ruz, con quien tuve la oportunidad de conversar y entrevistarlo, pero eso será motivo de otro artículo con vivencias periodísticas personales.
En aquel viaje que se prolongó por diez días, por algún comentario que hice sobre la actitud de un policía y su actitud cerrada, diría cuadriculada, mi interlocutor me dijo que los policías son iguales en todo el mundo. ¡Están formados para obedecer! Esa -casi- sentencia retumbó en mi cabeza, puesto que soy deliberante, crítico, lógico y convencido que la disciplina debe ser por convicción, no por obligación. Con razones, no con patadas.
Debo reconocer que a lo largo de mi vida sea como reportero, paracaidista deportivo, piloto de parapente, abogado y profesor universitario tuve la oportunidad de conocer policías y militares que merecen todo mi respeto y consideración. No solo por sus conocimientos, don de gentes, vocación, profesionalismo y defensa del país no de la parcela ni de la autoridad prepotente de turno. Quienes no se extraviaron con las lisonjas de nadie, cumplieron con su deber con la patria, no con el tirano de turno.
Y para no perder el hilo, ahora recuerdo a Jaime Eduardo Quinga Bastidas[5], quien formaba parte del equipo de seguridad de LFC. Quien murió en el denominado “Taurazo” de 16 de enero de 1987. De tanto cubrir los hechos en el Palacio de Carondelet, uno comenzó por hablar de temas personales con personas como el sargento Jaime Quinga, pero también de tanto cubrir el juicio contra los comandos de Taura, terminé por ser amigo del capitán John Maldonado.
Sin el ánimo de cometer infidencia con el contenido de las charlas mantenidas con Jaime Eduardo, debo decir que murió en el cumplimiento de su deber, pero dudo que haya valido la pena ofrendar su vida, aunque haya sido parte de su peligrosa obligación como militar destinado a cumplir una misión. Lo digo por el trato que recibía de los oligarcas de turno en el poder político, por ejemplo, en los feriados a Salinas.
Ahora que vivimos tiempos de protestas por el alza del precio del diésel, que son reprimidas y sofocadas a sangre y fuego, por militares y policías, me pregunto si el asesinato de Efraín Fueres y toda la fuerza bruta utilizada en contra de su amigo de chompa azul, aquel héroe desconocido que vimos en el vídeo que se hizo viral durante las protestas de este septiembre de 2025, se justifican, en nombre del deber, para defender y sostener la decisiones de un oligarca que, primero, piensa en sus negocios particulares como la magia con las deudas ante el SRI y no en el país que necesita salud, educación, empleo digno o seguridad.
También me pregunto si vale la pena seguir órdenes al mejor estilo de LRP, quien expresa o tácitamente apoyaba, como lo hacen ahora Lofredo, Reimberg y toda la barra brava de ADN, los excesos de los uniformados en nombre de defender el orden y la paz, en contra del terrorismo, narcotráfico, minería ilegal y más yerbas venenosas, con las que nos quieren convencer, como lo hicieron entre 1984 y 1988, que ellos son los buenos y quienes protestamos los malos de una vieja y repetida película de oligarcas no de vaqueros.
UN POCO MÁS DE ¡MI QUERIDO AMIGO…!
Solo para dejar en claro que Luis Robles Plaza no era ni podía ser mi querido amigo, puesto que ésta era tan solo una expresión que la utilizó siempre para dirigirse a periodistas y reporteros. Ya que nos llegamos a enterar, por las malas lenguas, que al final de las ruedas de prensa y ya entre sus subalternos, decía “estos HDP ya me tienen harto” o algo por el estilo. No me consta, pero lo menciono por qué lo creo.
Sin embargo, debo confesar que alguna vez, en el Rancho San Vicente de la Avenida De la Prensa, antes Escuela Superior de Policía, al final de una ceremonia de ascenso, uno de los integrantes del equipo de seguridad de LRP intentó impedirme que lo entreviste. Ante lo cual le pegue con el codo en las costillas, para ir tras el Ministro de Gobierno.
Como era de esperarse, el hombre de seguridad me siguió seguramente con la intención de devolverme la “caricia”. Para esto, por sí las moscas, había pedido a mis compañeros, camarógrafo y ayudante que enciendan el equipo. Luis Robles Plaza estuvo a punto de subir al auto, cerrar la puerta y marcharse, razón por la cual alce la voz y grite ¡Señor Ministro! En ese momento regresó a verme, abrió los brazos y me dijo “mi querido amigo…”.
Con el hombre de seguridad pisándome los talones y respirándome casi en la nuca, abrí los brazos, correspondí el abrazo y le dije quiero entrevistarle. Fue el único abrazo cerrado y prolongado que tuve con un funcionario de LFC. Para entonces, poco o nada me importó que al final, el Ministro de Gobierno, dentro del vehículo, reciba el informe del policía y entonces repita, con gusto, “este reportero HDP me tiene harto”.
Carlos A. Medina (CAM)
[1] https://www.scielo.cl/pdf/aisthesis/n75/0718-7181-aisthesis-75-0289.pdf De este modo, como apunta Eduardo Tamayo, el modelo neoliberal se implantó «por medio de una política de Estado autoritaria, que utilizó frecuentemente los recursos del miedo y el terror para paralizar y fraccionar a todos aquellos que se oponían a su proyecto» (4). Como consecuencia de estas prácticas de autoritarismo fueron perseguidos y ejecutados colectivos de lo más variopintos: líderes y militantes de la organización político-militar Alfaro Vive Carajo (AVC), miembros Teología de la Liberación y representantes del movimiento estudiantil. Así, cualquiera que luchaba por un mundo más justo, cualquiera que osaba a desafiar al régimen del miedo de Febres-Cordero era perseguido, detenido, torturado y, en ocasiones, ejecutado.
[2] Ibíd. Así, el discurso de Febres-Cordero arraiga irremisiblemente en la realidad social por medio del uso instrumental de la violencia estatal que reproduce una relación autoritaria. El 23 de mayo de 1985, el día que se crean los escuadrones volantes, el gobernador provincial Jaime Nebot –delfín de Febres-Cordero– da un discurso donde justifica y legitima el uso de la violencia por parte del Estado…
[3]https://www.google.com/search?q=guaricha+significado&rlz=1C1NHXL_esEC812EC812&oq=&aqs=chrome.0.69i59i450l8.266335j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8 Guaricha es un término de la etnia caribeña Cumanagoto, utilizado en Colombia, Ecuador, y Venezuela. Guaricha significa mujer, con el tiempo este término se ha convertido en el lenguaje coloquial para definir a las mujeres prostitutas e indomables.
[5] https://www.cpccs.gob.ec/wp-content/uploads/2017/02/Jaime-Eduardo-Quinga-Bastidas.pdf#:~:text=QUINGA%20BASTIDAS%20manifiesta:%20En%20cumplimiento%20a%20su,de%201987%20en%20la%20Base%20A%C3%A9rea%20de. Jaime Eduardo Quinga Bastidas fue reconocido como Héroe Nacional por la Comisión de Verificación y Calificación de Héroes y Heroínas Nacional el 28 de diciembre de 2015.




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